El último informe de disponibilidad hídrica destinada al riego muestra un escenario desalentador para los habitantes de dicha cuenca de la III región. La sobreexplotación unida a que los derechos de agua otorgados cuadruplican la recarga, tienen al valle de Copiapó al borde de secarse. Por eso, si no se toman cartas en el asunto, la población, los agricultores y la minería serán los próximos en la lista.
El primer día que la diputada Isabel Allende se instaló en el departamento que arrienda en la ciudad de Copiapó desde enero de este año, se encontró con la sorpresa de que el agua potable estaba cortada. La situación no es ninguna novedad para los habitantes de la zona, que conviven con periódicas restricciones al suministro, problemas en la presión y muy mala calidad del agua. Tanto, que los que pueden permitírselo prefieren beber agua embotellada.
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