Mientras los vecinos de Ventanas celebran la interrupción indefinida de la construcción de la central termoeléctrica de Campiche y denuncian años de contaminación, más de mil trabajadores habrán perdido sus trabajos. Dos realidades para un conflicto que se repite en Chile y que en este caso, en la V Región, puede ser emblemático.
Una mujer mira desde la ventana de su casa la chimenea de la paralizada termoeléctrica de Campiche. Su casa está a metros de la avenida Aldunate, la calle principal de Ventanas. Janet Bernal está parada en el segundo piso, donde duerme. Ahora observa el estero que separa su población de la enorme chimenea de 90 metros de alto, pintada de franjas blancas y naranjas.
Ha vivido 40 de sus 55 años en uno de los lugares más contaminados de Chile. Inspira y espira con fuerza.
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